jueves, 7 de mayo de 2015

LA ESCULTURA DEL PADRE ANCHIETA Y EL DESEO


Foto: L. Trujillo

La escultura del Padre Anchieta, tanto por lo que representa como por su valor, realizada por el galardonado escultor brasileño Bruno Giorgi y quizás la mejor escultura al aire libre que existe en Tenerife, junto al Guerrero de Goslar de Henry Moore, ha sido recordada por el periodista Domingo Barbuzano como eco de la preocupación que existe en La Laguna por el estado en que se encuentra en la glorieta de su nombre (EL DIA, 12/08/2012). Esta inquietud, me atrevo a interpretarla así, no se refiere sólo a la representación material del humanista universal José de Anchieta, creo que es un sentir más profundo, un deseo colectivo por disipar la niebla que misteriosamente envuelve su memoria.

La magnífica escultura de Giorgi es un homenaje sin par y generoso de Brasil a La Laguna con sentido agradecimiento a la ciudad que lo vio nacer en 1534, su instalación en 1960 revistió caracteres de acontecimiento de amplia resonancia social, pero con el tiempo esa señal se ha ido debilitando tanto que cuesta esfuerzos percibirla. Entendemos que lo que se está reclamando no es otra cosa que la recuperación de la memoria del gran hombre representado magistralmente por el escultor brasileño. Anchieta al que vemos como el hombre valiente entregado ejemplarmente en cuerpo y vida a los demás, cuyo destino «...Era andar, andar, andar. Ora em caminho do mar, ora pra dentro da terra…», como lo sintió el poeta Cassiano Ricardo en 1987.


La obra de Anchieta es muy grande y valiosa, permanece como monumento imperecedero en la mente y corazones de los humanos que fueron alcanzados por su beneficio, los de tiempos antiguos y los de ahora. También se encuentra en su obra escrita en cuya actualización destaca el brillante trabajo que se ha venido realizando en La Laguna, Coimbra y Sao Paulo. La huella del camino vital de Anchieta por La Laguna se perpetúa en las piedras de la casa familiar o en el acta de bautismo, también en la trascendida escultura de Giorgi de cabeza juvenil, descalzo y grandes pies que representan su gran andadura, de manos generosas que sostienen el cayado en el que se ayuda, todo un símbolo. Las voces que se han oído de nuevo en La Laguna recogidas en el mencionado artículo son una vez más la solicitud ciudadana de que no se postergue ni un día más todo el proyecto anchietano de La Laguna que, una y otra vez, sufre el deterioro de una inexplicable carencia de sensibilidad institucional evidenciada por los hechos. 

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