lunes, 25 de mayo de 2015

Las elecciones del 24 de mayo de 2015



Los resultados de las elecciones del pasado domingo, 24 de mayo de 2015, confirman el estado de ánimo cargado de incertidumbre que muchos teníamos anticipadamente. En los preámbulos o precampaña, que en la actualidad se extiende durante demasiado tiempo, se fue abriendo el telón del escenario que dio lugar a la situación resultante de los comicios. 

Bajo el palio negro de la crisis económica, las elecciones al Parlamento Europeo animaron a un colectivo de activistas con el nombre Podemos, a imitación de otras denominaciones de grupos y candidatos que han utilizado otras denominaciones parecidas como "yes, we can" o "sí se puede". Reivindicaban el ser herederos de la "indignación ciudadana" de aparición espontánea y fresca en la Puerta del Sol de Madrid, un 15 de mayo. Sirvió de prueba y su valentía, no sé si decir osadía, resultó sorprendentemente apoyada por el electorado. Esto les animó y decidieron aglutinarse en torno a un movimiento político, con el mismo nombre de Podemos para terminar registrándose como partido político apoyado con una fuerte ambición de sus promotores con la vocación de convertirse en una formación política reformista y radical, y con el ánimo de liderar una nueva izquierda regeneradora en toda España, según su discurso.

Con un programa en general poco definido y después de elecciones internas novedosas, al usar los medios informáticos, han generado desde el centro una onda de expansiva hacia la periferia apoyada en colectivos y voluntarios en una multiplicidad de puntos de la geografía española. Este fenómeno resulta a  nuestro entender su talón de Aquiles o debilidad al dar lugar a formaciones de aluvión, no exentas de oportunismo como suele ocurrir con estos crecimientos rápidos de un colectivo, sin haber contado con el deseable crecimiento paulatino y riguroso. Algo parecido ha ocurrido con otras formaciones políticas, como es el caso de Ciudadanos, un partido implantado como minoritario en Cataluña, decide convertirse en una fuerza política de ámbito nacional, una propuesta que ha tenido acogida en sectores conservadores moderados en los distintos territorios, aunque su crecimiento ha sido desde nuestro punto de vista más discreto, comedido y cauto.

Las elecciones han deparado un fuerte fraccionamiento en las diferentes corporaciones, puesto que a la llegada de los dos partidos políticos mencionados se suman otras formaciones de ámbito local o autonómico, así como partidos más antiguos y consolidados. La incertidumbre que invadía el ánimo de la mayoría de los ciudadanos españoles estaba justificada y ahora continúa hasta que se formen los gobiernos de cada una de las instituciones y se consoliden los pactos obligados y necesarios para ello. 

A quienes hemos vivido de cerca las primeras elecciones de la democracia española: municipales, autonómicas y generales, no podemos menos que comparar las circunstancias de los años setenta del siglo pasado con las de hoy, y no es raro que encontremos similitudes. En todo caso, diríamos, debe imperar la voluntad de cambiar lo que ha sido negativo en este tramo democrático de treinta años, el espíritu regenerador es siempre necesario como antídoto contra el mal gobierno y la corrupción, por todo esto nos ponemos en el espíritu del poeta gomero Pedro García Cabrera (1905-1981) para decir que "...la esperanza me mantiene...", lo que en este momento parece un obligado sentir. 







jueves, 7 de mayo de 2015

LA ESCULTURA DEL PADRE ANCHIETA Y EL DESEO


Foto: L. Trujillo

La escultura del Padre Anchieta, tanto por lo que representa como por su valor, realizada por el galardonado escultor brasileño Bruno Giorgi y quizás la mejor escultura al aire libre que existe en Tenerife, junto al Guerrero de Goslar de Henry Moore, ha sido recordada por el periodista Domingo Barbuzano como eco de la preocupación que existe en La Laguna por el estado en que se encuentra en la glorieta de su nombre (EL DIA, 12/08/2012). Esta inquietud, me atrevo a interpretarla así, no se refiere sólo a la representación material del humanista universal José de Anchieta, creo que es un sentir más profundo, un deseo colectivo por disipar la niebla que misteriosamente envuelve su memoria.

La magnífica escultura de Giorgi es un homenaje sin par y generoso de Brasil a La Laguna con sentido agradecimiento a la ciudad que lo vio nacer en 1534, su instalación en 1960 revistió caracteres de acontecimiento de amplia resonancia social, pero con el tiempo esa señal se ha ido debilitando tanto que cuesta esfuerzos percibirla. Entendemos que lo que se está reclamando no es otra cosa que la recuperación de la memoria del gran hombre representado magistralmente por el escultor brasileño. Anchieta al que vemos como el hombre valiente entregado ejemplarmente en cuerpo y vida a los demás, cuyo destino «...Era andar, andar, andar. Ora em caminho do mar, ora pra dentro da terra…», como lo sintió el poeta Cassiano Ricardo en 1987.


La obra de Anchieta es muy grande y valiosa, permanece como monumento imperecedero en la mente y corazones de los humanos que fueron alcanzados por su beneficio, los de tiempos antiguos y los de ahora. También se encuentra en su obra escrita en cuya actualización destaca el brillante trabajo que se ha venido realizando en La Laguna, Coimbra y Sao Paulo. La huella del camino vital de Anchieta por La Laguna se perpetúa en las piedras de la casa familiar o en el acta de bautismo, también en la trascendida escultura de Giorgi de cabeza juvenil, descalzo y grandes pies que representan su gran andadura, de manos generosas que sostienen el cayado en el que se ayuda, todo un símbolo. Las voces que se han oído de nuevo en La Laguna recogidas en el mencionado artículo son una vez más la solicitud ciudadana de que no se postergue ni un día más todo el proyecto anchietano de La Laguna que, una y otra vez, sufre el deterioro de una inexplicable carencia de sensibilidad institucional evidenciada por los hechos.