Leandro Trujillo Casañas
Todavía resuenan los ecos de
la XXXVII edición del Encuentro Ciudad de La Laguna que se inició con dos
conciertos de música góspel del Chicago
Mass Choir en el Teatro Leal y otro de Star d’Choir en el Convento de Santo
Domingo. Es importante para el encuentro la presencia de los coros propios. En la
cita coral lagunera de este año han participado ocho coros, todos del municipio
de La Laguna, lo que significa, diríamos, un ensimismamiento que nos produce
preocupación sobre el porvenir de este acontecimiento de cultura y música.
XXXVII Encuentro Coral
Ciudad de La Laguna. Coro de Voces Blancas del Conservatorio Superior de
Música, dirigido por Juan Ramón Vinagre (Foto: L. Trujillo).
Muy merecido y oportuno ha sido ofrecer un homenaje a Juan
José Falcón Sanabria (1936-2015), que falleció el pasado mes de junio, por sus
muchos méritos, como compositor con una espléndida obra y por su destacado
trabajo como director de coros. Quisiéramos destacar aquí su dedicación
desprendida en todo lo que repercutiera en la implantación del canto coral en
Canarias, incluido el Encuentro Coral Ciudad de La Laguna al que dedicó no sólo
su participación con los coros que dirigió en Las Palmas de Gran Canaria, sino
también mediante su aportación y reconocimiento personal desde la primera
edición del mismo.
El encuentro de La Laguna ha ocupado durante muchos años un
puesto esencial de referencia y contraste para las corales participantes. Ha sido en La Laguna y en su
Encuentro Coral donde nuestros coros han tenido a su disposición una especie de
oráculo de consulta y de un compromiso de refinamiento de niveles y
repertorios. Todo lo que contiene la música coral es una aportación a la
cultura, que al ser participativa posee un valor estimable para cultivar de una
forma especial la convivencia ciudadana que se consigue cantando en comunidad. Ofrece
el canto coral una vertiente propedéutica que, además de ser una preparación
para la formación musical, a su vez estimula valores humanos de solidaridad
colectiva, tolerancia y convivencia democráticas.
En el Canto Común hemos vuelto a sentir la emoción
compartida en el marco de las naves del hermoso templo de Nuestra Señora de la
Concepción de La Laguna, bien presentado por el maestro de ceremonias, Zenaido
Hernández Cabrera. Es justo afirmar que ha habido un buen nivel medio y
reconforta comprobar que la semilla esparcida en estos treinta y seis años ha fructificado.
Es muy grato advertir que se ha
consolidado una base que garantizaría el apoyo para una regeneración y fortalecimiento que debe
llegar necesariamente a partir de este momento, si no se desea que lamentemos
en el próximo futuro su desaparición. Digamos que hay hilos suficientes para confeccionar
la urdimbre necesaria en la que debe desenvolverse esta especial iniciativa del
Ayuntamiento de La Laguna en próximas ediciones.